domingo, 21 de julio de 2019

¿Una carta para el demonio?


Para ti,                    :

Has nacido desde la cumbre de la felicidad, como el contraste hostil que siempre deseaste ser. Y te has vuelto fuerte demasiado rápido, tan rápido que pensé que me absorberías. La primera vez tuve miedo de ti, me incentivabas constantemente a perderme, buscabas que odiara lo que más amo en la vida, buscabas que odiara el mundo,pero principalmente, buscabas que me odiara a mí mismo. Y me cubrí con mis manos cálidas y humanas, y endurecí mis ojos porque no quería ver, quería escapar, constantemente.

Y temí de ti. Tanto temí que entré casi al instante en un laberinto oscuro y enorme, con una cantidad absurda de caminos que parecían no tener salida, y comencé a dudar de mi propia existencia, a dudar de mi pasión y de mi emoción, a dudar de mi vida… a dudar del todo.

Pero tengo algo interesante para decirte, algo que – espero –  no te hará daño, porque aunque no lo creas, aunque sea difícil de entenderlo, eres sin duda alguna parte de mí.

Es por eso que ya no lucharé contra ti, la verdad es que no tengo necesidad alguna de hacerlo. Eres yo, y yo soy tú, y qué mejor medicamento para curar nuestro dolor será el darte un poco de mi amor. Sé que duele, sé que duele muchísimo, pero estoy aquí, y no me iré a ninguna parte. Y no es una broma, quiero que seamos una familia, quiero que nos entendamos y resolvamos nuestras diferencias; no eres alguien hostil, no eres malvado, no eres una penuria, y no eres una piedra en el camino.

Eras un incomprendido, eras alguien que parecía completamente ajeno a mí. Te descuidé, muchísimo más de todo lo que tú has hecho por mí hasta ahora. Fui demasiado cruel al haberte querido apartar de mi vida, porque debo aceptarte, porque es tu lugar, porque debes estar. Sin ti nada tendría sentido, nada sería un reto o un problema a superar, es por eso que entiendo por qué has nacido, y es por eso que entiendo el por qué has querido tanto de mi atención. Si las llamas no me hubieran abrazado, si no me hubiera quemado por la putrefacción y la muerte, yo no te comprendería. Me has hecho crecer, me has hecho mejorarme y gracias a ti he aprendido sobre la vida. Ya no necesito cubrirme con mis garras peludas y gruesas, ni mis cuernos señalarán el corazón de la tormenta, porque todo estará bien. Somos uno. Recorramos este camino, juntos.

Ya no te temo. Ya no eres un                    . Te daré mi cariño y empezaré a cuidar de ti. Gracias por todo.

Te manda un abrazo: Tu otro yo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Cuento: Aspecto alejado de la Muerte.

El breve cuento de “El gesto de la Muerte” ha encontrado a los largo de los siglos numerosas versiones -la más difundida sea quizá la de J...