Para ti, :
Has nacido desde la cumbre de la
felicidad, como el contraste hostil que siempre deseaste ser. Y te has vuelto
fuerte demasiado rápido, tan rápido que pensé que me absorberías. La primera
vez tuve miedo de ti, me incentivabas constantemente a perderme, buscabas que
odiara lo que más amo en la vida, buscabas que odiara el mundo,pero
principalmente, buscabas que me odiara a mí mismo. Y me cubrí con mis manos
cálidas y humanas, y endurecí mis ojos porque no quería ver, quería escapar,
constantemente.
Y temí de ti. Tanto temí que entré
casi al instante en un laberinto oscuro y enorme, con una cantidad absurda de
caminos que parecían no tener salida, y comencé a dudar de mi propia
existencia, a dudar de mi pasión y de mi emoción, a dudar de mi vida… a dudar
del todo.
Pero tengo algo interesante para
decirte, algo que – espero – no te hará
daño, porque aunque no lo creas, aunque sea difícil de entenderlo, eres sin
duda alguna parte de mí.
Es por eso que ya no lucharé
contra ti, la verdad es que no tengo necesidad alguna de hacerlo. Eres yo, y yo
soy tú, y qué mejor medicamento para curar nuestro dolor será el darte un poco
de mi amor. Sé que duele, sé que duele muchísimo, pero estoy aquí, y no me iré
a ninguna parte. Y no es una broma, quiero que seamos una familia, quiero que
nos entendamos y resolvamos nuestras diferencias; no eres alguien hostil, no
eres malvado, no eres una penuria, y no eres una piedra en el camino.
Eras un
incomprendido, eras alguien que parecía completamente ajeno a mí. Te descuidé,
muchísimo más de todo lo que tú has hecho por mí hasta ahora. Fui demasiado
cruel al haberte querido apartar de mi vida, porque debo aceptarte, porque es
tu lugar, porque debes estar. Sin ti nada tendría sentido, nada sería un reto o
un problema a superar, es por eso que entiendo por qué has nacido, y es por eso
que entiendo el por qué has querido tanto de mi atención. Si las llamas no me
hubieran abrazado, si no me hubiera quemado por la putrefacción y la muerte, yo
no te comprendería. Me has hecho crecer, me has hecho mejorarme y gracias a ti
he aprendido sobre la vida. Ya no necesito cubrirme con mis garras peludas y
gruesas, ni mis cuernos señalarán el corazón de la tormenta, porque todo estará
bien. Somos uno. Recorramos este camino, juntos.
Ya no te temo. Ya no eres un .
Te daré mi cariño y empezaré a cuidar de ti. Gracias por todo.
Te manda un abrazo: Tu
otro yo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario